Nuestra pasión por los sistemas analógicos resulta incuestionable. Atrás quedaron los tiempos del AV. Pasaron, asimismo, los tiempos del CD clásico. En ninguno, de los dos sistemas, nos implicamos de un modo profesional en la medida que nuestro objetivo siempre fue la consecución del sonido con mayúsculas, y éste, solo proviene -seamos así de claros- de los surcos negros del vinilo. El Olimpo, bajo muchas circunstancias, se encuentra en los vinilos.